Descubra que ser el Pobrecito es una adicción

Ser un «pobrecito» o una víctima puede convertirse en una adicción, especialmente cuando las conductas se vuelven recurrentes y compulsivas. Estas personas a menudo intentan satisfacer las necesidades bioquímicas de su cuerpo, algo común en situaciones de victimización, complejo de inferioridad o carencia afectiva. Un adicto de este tipo manifiesta pensamientos como «Siempre me pasa esto» o «Sabía que esto pasaría».

¿Qué es peor, ser el «Pobrecito» o el «Protector»?

El «Protector» es peor

El protector del «pobrecito» es aún peor, ya que le impide crecer, asumir responsabilidades y aceptar sus errores. El «pobrecito» busca apoyo para justificar su victimismo, encontrando en el «protector» su «hipócrita protector de turno».

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La zona de confort del «Pobrecito»

El «pobrecito» vive en una zona de confort, ya que no tiene que ser responsable de nada. Culpa a otros y evita situaciones que requieran inteligencia, capacidad, o determinación.

Vocación de víctima

Quienes tienen autocomplacencia o piedad por sus problemas suelen tener vocación de víctima. Muchas personas enfrentan dificultades, pero luchan en lugar de quejarse y enmascarar sus tendencias negativas e incapacidades.

El lado oscuro del «Pobrecito»

Los «pobrecitos» son actores expertos en evitar responsabilidades, y a menudo son difamadores y calumniadores, buscando librarse de sus responsabilidades a cualquier precio.

Cómo lidiar con los «Pobrecitos»

Se necesita valor y sensibilidad

Para lidiar con un «pobrecito», se necesita valor y sensibilidad. Es importante evitar conflictos no deseados, pero también estar preparados para las justificaciones creativas de sus fracasos.

No armonices con su vibración

Es importante no bajar la vibración para armonizar con el «pobrecito». En cambio, hay que intentar cambiar lo que no quiere por lo que quiere. Los «pobrecitos» no buscan ayuda, sino compañía en su zona de confort.

El hábitat natural del «Pobrecito»

El «pobrecito» vive en el drama, con novelas llenas de villanos, injusticias y persecuciones, evitando la responsabilidad.

El piloto de tu propia vida

Deslíndate del «Pobrecito»

A diferencia del «pobrecito», tú eres el piloto de tu propia vida. Puedes decir «adiós» y seguir adelante, creando tu propia realidad.

Deja de quejarte

Un buen comienzo para la superación es dejar de quejarse de todo y de todos. El «pobrecito» fue programado para ser infeliz y sufrir, eligiendo ser una cucaracha en lugar de una mariposa.

Transformar su historia

Difícilmente cambiará

El «pobrecito» difícilmente cambiará su historia. Si eres un defensor de «pobrecitos», ten en cuenta que, por ósmosis, te volverás uno de ellos, saboteando tu propia vida.

Personas tóxicas

Existen diversos tipos de personas tóxicas: el manipulador, el de complejo de inferioridad, el pesimista, el «pobrecito», y a veces todos en uno.

Aléjate para mantener tu sanidad

La fórmula infalible para no enfermarte es alejarse, incluso si duele. Tu sanidad mental mejorará y el «pobrecito» no contribuirá en nada a tu vida, carrera o futuro.

Mantente fuerte

Mantente fuerte para no conmoverte con los «pobrecitos». Aléjate y sé feliz.

Conclusión

En resumen, ser el «pobrecito» y víctima puede convertirse en una adicción. Tanto el «pobrecito» como su «protector» evitan asumir responsabilidades. Para superar esta situación, es crucial dejar de quejarse, deshacerse de las personas tóxicas y convertirse en el piloto de tu propia vida.

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